Generalidades

Cereales infantiles: qué hay de nuevo?

Los cereales, también llamdos granos, representan la mayor fuente de alimento total del mundo y de hecho, los cereales infantiles son, a nivel global, uno de los alimentos preferidos al inicio de la alimentación complementaria (AC).

Los cereales pertenecen a la familia de gramíneas; provienen de plantas que producen semillas en forma de granos y que crecen como espigas o pasto. Incluyen maíz, centeno, sorgo, mijo, trigo, arroz, cebada, avena y, prácticamente todos contienen gluten pero en mayor o menor proporción. Se distinguen tres partes básicas en un grano:

  • el salvado (7-10%), es la piel externa de múltiples capas. Rica en fibra soluble e insoluble, vitaminas del complejo B, minerales como zinc, hierro, cobre magnesio y fitoquímicos.
  • el endospermo (84%), es la parte media del grano que contiene proteínas y carbohidratos complejos como almidón. Es la única fuente de harina blanca.
  • el germen, es el núcleo del grano. Rico en antioxidantes y fitonutrientes, vitamina E y del complejo B, minerales, proteínas y grasas monoinsaturadas.

Un grano se considera “entero” cuando cada una de las tres partes originales (el salvado, el germen y el endospermo) aún están presentes en las mismas proporciones que el original. El proceso de refinación elimina la variedad de nutrientes que se encuentran en el salvado y el germen, por lo que muchas harinas refinadas terminan siendo enriquecidas o fortificadas con nutrientes adicionales, en su mayoría sintéticos. Sin embargo, algunos componentes como los fitoquímicos no pueden ser reemplazados.

Los pseudocereales como el amaranto, la quinoa y el trigo sarraceno a menudo se incluyen dentro de los verdaderos cereales, debido a sus perfiles nutricionales y usos similares, sin embargo, estas plantas no crecen en forma de espiga o pasto y son libres de gluten.

Por su parte, los cereales infantiles se definen como “alimentos procesados ​​a base de cereales” que se dividen en: cereales simples, aquellos que son o deben ser reconstituidos con leche u otros líquidos nutricionalmente apropiados; y cereales combinados, como aquellos que tienen añadido un alimento rico en proteínas que se reconstituye o debe reconstituirse con agua u otro líquido libre de proteínas.

Entre algunas de las razones por las que los cereales son de los alimentos más utilizados en la AC encontramos:

  • son una fuente excelente de energía, lo cual resulta importante a partir de los 6 meses cuando ya la lactancia materna no es suficiente para cubrir los requerimientos de energía de los lactantes.
  • proveen cantidades suficientes no solo de carbohidratos (almidón y fibra) sino de otros nutrientes como proteínas, vitaminas y algunos compuestos bioactivos.
  • son un excelente medio para la fortificación con hierro, en un momento cuando los depósitos de hierro comienzan a depletarse.
  • proveeen carbohidratos no digeribles, principales reponsables de la adquisición de la microbiota similar a la del adulto al estimular la población de Bacteroides.
  • y tienen un sabor suave, una consistencia adecuada y una textura semisólida que facilita la transición a la aceptación posterior de sólidos.

A pesar del importante papel de los cereales en lactantes y niños pequeños, todavía no se ha llegado a un consenso con respecto a la ingesta adecuada de cereales, el tipo de cereales y el grado de procesamiento de cereales (cereales integrales frente a cereales refinados). Sí esta claro, que los cereales enteros ofrecen más beneficios para la salud que los refinados en adultos y niños mayores de 2 años por lo que su introducción desde edades tempranas facilitaría su aceptación y favorecería su consumo a lo largo de la vida, con todos los beneficios que en la prevención de enfermedades crónicas, pudieran tener, en especial en lo referente a su aporte de fibra.

La siguiente infografía del Nestlé Nutrition Institute nos resume la situación al respecto:

En el caso de los cereales infantiles, al ser alimentos procesados, actualmente se elaboran sin azúcares añadidos, ni azúcares producidos (aquellos que se generan a través del propio proceso de dextrinización y que se eliminan para reducir el contenido en azúcares). Además, se emplea el grano completo o cereales integrales, que aportan más fibra y no afecta a la digestibilidad de las papillas. Es por ello que al seleccionar un cereal de esta clase deberíamos asegurarnos que:

  • Tengan 0% de azúcares producidos y un 0% de azúcares añadidos, evitando así que el bebé se acostumbre a sabores excesivamente dulces y a un consumo habitual. Son azúcares libres los llamados monosacáridos (glucosa, fructosa) y disacáridos (sacarosa y maltosa sobre todo) presentes en alimentos (como la miel o los jugos de frutas o los antiguos cereales infantiles) o añadidos con el procesado.
  • Aproximadamente la mitad de los cereales de sus ingredientes deben ser integrales, lo que supone un aporte de fibra y minerales adecuado en la capa externa del grano del cereal. Es decir, conservan el grano completo. De este modo, aportan más fibra, necesaria para el tránsito intestinal, y tienen un sabor menos dulce con lo que no favorecen el consumo de alimentos dulces posteriormente. Los cereales integrales han demostrado múltiples beneficios para la salud ya que entre otros, reducen la ganancia de peso y el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2, cáncer colorectal y enfermedades cardiovasculares, entre otros.
  • Que no tengan conservantes, ni sales añadidas, ni saborizantes artificiales y completamente libres de transgénicos.
  • Deben ser ricos en hierro, ya que éste cumple una función vital en el desarrollo psicomotor del lactante y evitar el exceso de consumo de alimentos proteicos (carnes, huevos, pescado) durante esta etapa, dada su posterior asociación con sobrepeso y obesidad.

El período de la AC es absolutamente clave para modelar hábitos y conductas alimentarias. El consumo adecuado de todos los grupos de alimentos, incluyendo los cereales y muy particularmente, la inclusión de los cereales enteros dentro de la dieta diaria, puede favorecer su aceptación y consumo apropiado a lo largo de la vida.

REFERENCIAS

-Gutierrez P. (2021). Alimentación complementaria: Evidencia reciente sobre cereales infantiles. Disponible en: https://latam.nestlenutrition-institute.org/sites/default/files/documents-library/publications/secured/NNI_AC-Cereales_Presentacio%CC%81n_0_0.pdf

-Klerks M, et al. Infant Cereals: Current Status, Challenges, and Future Opportunities for Whole Grains. Nutrients 2019, 11, 473. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6412837/pdf/nutrients-11-00473.pdf

-Núñez-Ramos R y Moreno-Villares JM. Los cereales en la alimentación del lactante y niño pequeño. Acta Pediatr Esp. 2019; 77(3-4): 83-8. Disponible en:

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