Como ya les mencioné, así como se conocen los maravillosos beneficios de la lactancia materna, son muchos los mitos en torno a ella, responsables en ocasiones del fracaso de esta práctica. Por ello, es importante debatir sobre algunos de estos:
- NO tengo suficiente leche, mi leche no es buena. FALSO ! Todas las mujeres producen leche en cantidad y calidad adecuadas para el bebé, incluso estando desnutridas o en condición de pobreza extrema, el organismo es tan sabio que para que no le falte nada al bebé, extrae las reservas maternas para garantizar una leche de calidad y en cantidad suficiente. Es una relación de oferta y demanda, a mayor demanda, mayor oferta. Si el bebé moja entre cinco y seis pañales al día, se agarra bien al pezón y, sobre todo, si el pediatra corrobora que está bien de peso y se está desarrollando correctamente, no hay que preocuparse. Todo está bien, tu leche es excelente ! No hay atoles, pociones ni alimentos que aumenten la producción de leche.
- Si el bebé llora es por hambre, y es porque mi leche no lo llena. FALSO ! Es muy frecuente asociar el llanto solo al hambre, esto es un error que puede llevar a suplementar con tetero al bebé, convencidos de que la leche materna no lo satisface. Sin embargo, el llanto no solo indica que tiene hambre, con el llanto el bebé puede estar también pidiendo contacto, consuelo o transmitiendo sensación de dolor, miedo, entre otros. Es por ello que la lactancia materna frecuentemente los calma, no solo porque le brinda alimento, sino porque además le da al niño el contacto amoroso de su madre, con su olor, su calor, sus latidos, su voz, su mirada. Amamantar, entonces es mucho más que brindar el alimento ideal.
- Las mujeres con senos pequeños no pueden dar de amamantar. FALSO ! El tamaño no importa.
- No le puedo dar pecho porque no tengo pezones, son planos o invertidos. El bebé debe tomar la areola, no el pezón, por lo que esta condición no debería afectar la lactancia; puede dificultar el enganche pero con la técnica apropiada, es algo que se supera.
- Amamantar es doloroso. El amamantar no debe doler, puede haber cierta sensibilidad, pero cuando duele, es porque hay algún error en la técnica o posición que hay que corregir a tiempo.
- La madre que da pecho no puede comer ciertos alimentos. Esta es una creencia relacionada con el evitar gases y cólicos en los niños o incluso supuestas alergias, pero si bien es cierto que algunos alimentos pueden influir en el color y sabor de la leche, el bebé se habitúa a estos cambios. La madre en período de gestación y lactancia, necesita, más que en ningún otro momento, una dieta equilibrada, variada y rica en todos los nutrientes.
- Si la madre está enferma no debe dar de lactar. Si la mujer tiene tos, resfriado, gripe, diarrea…puede amamantar; solo en aquellos casos que se amerite alguna medicación particular, hay que consultar al médico al respecto.
- Si la madre está enojada o asustada no debe amamantar. FALSO ! El estrés o el miedo puede afectar temporalmente la producción de leche, pero esta respuesta del organismo es pasajera; la leche no se seca o desaparece. La adrenalina, liberada en estas condiciones, actúa como inhibidora de la oxitocina, hormona importante para disparar el reflejo de eyección de la leche, por lo que el flujo disminuye circunstancialmente.
- El bebé debe vaciar los dos senos. Lo ideal es que el niño termine de tomar del primer pecho antes de ofrecer el segundo, aunque esto signifique que rechace el segundo durante esa toma. La leche del final de la toma es rica en grasas (aporta mayor cantidad de calorías) y se obtiene gradualmente a medida que el niño va vaciando el pecho. Si se cambia al niño de pecho antes de que éste se vacíe, el bebé sólo consumirá la primera leche y no obtendrá el equilibrio natural entre la leche del principio y la del final de la toma, reduciendo el consumo de calorías. Esto puede provocar insatisfacción por parte del bebé, y puede ser una de las causas de baja progresión de peso durante las primeras semanas.
- Los bebés amamantados duermen menos durante las noches. Que los bebés duerman toda la noche es una pretensión culturalmente aceptada, que en realidad difiere de las necesidades nutricionales y psicológicas de los niños. Los bebés crecen a un ritmo acelerado y, en la mayoría de ellos, el 25% de su consumo de leche se produce durante la noche; además, la leche materna se digiere más fácilmente por lo que el bebé siente hambre con más frecuencia que el alimentado con fórmula. A medida que el bebé crece, se irá adaptando a la vida y no necesitará despertarse tan a menudo. La frecuencia de las tomas del niño alimentado al pecho varía de acuerdo con varios factores: la producción de leche de la madre y su capacidad de almacenamiento, así como con las necesidades de crecimiento del niño. Los días en que se producen picos de crecimiento o cuando el pequeño está enfermo, pueden cambiar temporalmente los patrones alimenticios del bebé. Es importante tener en cuenta que imponer límites arbitrarios sobre la frecuencia o duración de las tomas puede desembocar en un consumo demasiado bajo de calorías por parte del niño, debe ser a libre demanda.
- Porqué darle pecho si las fórmulas infantiles modernas son casi iguales a la leche materna? Las fórmulas infantiles son copias inexactas e incompletas de la leche materna. No contienen anticuerpos, hormonas ni enzimas y, a pesar de que contienen mayor cantidad de proteínas y grasas, estas difieren en calidad de la aportada por la leche materna. Las fórmulas no varían entre el inicio y el fin de la mamada, o del día 1 al 30, o de mujer a mujer o de bebé a bebé. La leche materna es hecha según cada bebé lo requiera.
El éxito de la lactancia está relacionado con la información y apoyo que reciba la madre, su confianza en sí misma…, sin embargo, la lactancia materna es una elección de cada madre, porque cualquiera sea la elección, lo mejor para tu bebé eres tú !
REFERENCIAS
UNICEF. (2013). Mitos y realidades de la lactancia materna. Disponible en: http://www.unicef.org/ecuador/cbcxgnbfgdfzgsd.pdf
García M y Dini E. (2009). Aspectos prácticos de la lactancia materna. En: Henríquez G y Dini E (Eds). Nutrición en Pediatría (2a ed., pp. 219-264). Caracas: Empresas Polar, CANIA.
Newman J. (2009). Breastfeeding Miths. Disponible en: http://www.nbci.ca/index.php?option=com_content&id=27%3Amyths-of-breastfeeding&Itemid=17&limitstart=3