La alimentación en la infancia es un tema que suele generar dudas y, en ocasiones, preocupaciones importantes para las familias. Una de las situaciones más comunes es la selectividad alimentaria, es decir, cuando el niño limita su dieta a un número muy reducido de alimentos o rechaza de forma persistente ciertos sabores, texturas, colores o presentaciones.
Pero… ¿esto es solo una etapa normal del desarrollo o puede considerarse un trastorno de la conducta alimentaria?
Es un trastorno de la conducta alimentaria?
La respuesta depende de la intensidad, la duración y el impacto en la salud del niño:
- En muchos casos, la selectividad alimentaria forma parte del desarrollo normal: hacia los 2-6 años, los niños atraviesan una fase de neofobia alimentaria (rechazo a probar alimentos nuevos), lo cual es esperado y evolutivo.
- Sin embargo, cuando esta conducta es muy restrictiva, persistente y afecta el crecimiento, la salud nutricional o la vida social y familiar, puede relacionarse con un trastorno de la conducta alimentaria conocido como ARFID (Avoidant/Restrictive Food Intake Disorder) o Trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos.
En resumen: no toda selectividad alimentaria es un trastorno, pero sí puede llegar a serlo si cumple criterios clínicos. El comportamiento selectivo al comer no es sinónimo del ARFID.
Clasificación y grados de selectividad
Actualmente, la literatura científica distingue diferentes escenarios:
- Selectividad alimentaria leve o evolutiva:
- Común entre preescolares.
- Rechazo parcial a ciertos grupos (ej. vegetales).
- No compromete crecimiento ni estado nutricional.
- Selectividad alimentaria moderada:
- Repertorio alimentario muy limitado (menos de 20 alimentos).
- Rechazo fuerte a nuevas experiencias alimentarias.
- Puede generar carencias leves.
- Selectividad grave (ARFID):
- Evitación marcada y persistente.
- Deficiencias nutricionales, bajo peso o crecimiento afectado.
- Ansiedad intensa frente a la comida.
- Interferencia en la vida diaria (ej. no poder comer en reuniones escolares o familiares).
Por qué se presenta?
La selectividad alimentaria tiene un origen multifactorial:
- Evolutivo: la neofobia es parte del desarrollo normal, especialmente entre los 2 y 6 años.
- Sensorial: sensibilidad aumentada a texturas, colores, olores o temperaturas.
- Aprendizaje y entorno: experiencias negativas (forzar a comer, episodios de vómito) pueden reforzar el rechazo; errores en la forma en que se llevó a cabo la introducción de alimentos complementarios, especialmente en cuanto a la progresión de texturas y variedad de sabores.
- Factores familiares y culturales: disponibilidad de alimentos, modelos y estilos de alimentación de los padres.
- Neurodesarrollo: se observa mayor prevalencia en niños con trastorno del espectro autista (TEA), TDAH y ansiedad.
Cómo se supera según los últimos conocimientos?
Hoy sabemos que la mejor estrategia no es forzar, sino acompañar y exponer de manera positiva y repetida al niño a los alimentos. Algunas recomendaciones:

- Exposición repetida y sin presión: ofrecer el mismo alimento de manera variada y en diferentes momentos, sin obligar. La repetición puede disminuir la neofobia.
- Ambiente positivo en la mesa: evitar castigos o premios relacionados con la comida. Fomentar que la hora de comer sea agradable.
- Juego y exploración sensorial: permitir que el niño toque, huela o juegue con los alimentos antes de comerlos.
- Modelado: los niños imitan. Si ven a los padres y hermanos comer con gusto, aumenta la aceptación.
- Técnicas de desensibilización gradual (usadas en terapias conductuales): acercar el alimento paso a paso (mirarlo, tocarlo, olerlo, probarlo).
- Apoyo multidisciplinario: en casos moderados o graves, puede requerirse intervención conjunta de pediatra, nutricionista y psicólogo especializado.
Por ejemplo, a continuación les dejo una lista de los alimentos «normalmente» más rechazados y posibles aproximaciones para su aceptación:
| ALIMENTO | RECOMENDACIÓN |
|---|---|
| Vegetales verdes (brócoli, espinaca) | Incluirlos en otras preparaciones como parte de recectas coloridas y divertidas: mezclar la espinaca o el brócoli con auyama y presentarlo como un puré naranja; añadirlos rallados a un muffin; cortarlos muy pequeños e incorporar a tortillas; licuar con frutas dulces como mango, cambur o piña y ofrecer como smoothie. |
| Pescado | Ofrecer con platos muy atractivos visualmente. Seleccionar pescados de sabores y aromas suaves: desmenuzar y mezclar con puré de papa y presentarlos como croquetas; empanizarlo y darle apariencia de nugget. |
| Frutas de consistencia blanda (lechosa) | Camuflajeado o en mezclas estratégicas como smoothies y compotas o en formas atractivas como un pincho de frutas o unas caritas divertidas. |
| Granos | Añadir en pequeñas cantidades a sopas o purés; mezclar trituradas con carne molida y presentar como hamburguesas; mezclados como parte de un dip para untar. |
| Lácteos no dulces (yogurt natural) | Usar como base para otras preparaciones como tortas o pudines. Añadir mermelada casera en pequeñas cantidades o fruta en trozos. |
Conclusión
La selectividad alimentaria leve suele ser una etapa normal del desarrollo infantil y mejora con paciencia, exposición positiva y acompañamiento.
Cuando la selectividad es marcada, persistente y con consecuencias en la salud física o emocional, puede tratarse de un trastorno de la conducta alimentaria (ARFID) y requiere evaluación profesional.
La clave está en detectar a tiempo, acompañar sin presionar y brindar al niño la oportunidad de ampliar poco a poco su repertorio alimentario.
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REFERENCIAS
Taylor CM, Emmett PM. Picky eating in children: causes and consequences. Proc Nutr Soc. 2019 May;78(2):161-169. doi: 10.1017/S0029665118002586.
De Toro V, Aedo K, Urrejola P. Trastorno de Evitación y Restricción de la Ingesta de Alimentos (ARFID): Lo que el pediatra debe saber. Andes pediatr. 4 de mayo de 2021; 92(2):298-307. Disponible en: https://andespediatrica.cl/index.php/rchped/article/view/2794
S.H. Campuzano Martín. Trastornos de la conducta alimentaria en el niño pequeño. Pediatr Integral 2020; XXIV(2): 108 – 114. Disponible en: https://www.pediatriaintegral.es/publicacion-2020-03/trastornos-de-la-conducta-alimentaria-en-el-nino-pequeno/
